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Las palmeras lo vieron todo, ustedes no.














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Las palmeras lo vieron todo, ustedes no.

 

 

Preferiría que me llamara Javier. No me diga Sr. Martínez. Es cómo si me estuviera acusando de algo. Como cuando uno hace algo mal en la escuela. ¿Usted se acuerda? La profesora me dice: Sr. Martínez, venga. Y uno ya sabe lo que viene. ¡Ja!, usted se acuerda… ¿Ah?, sí… Lo haré, le contaré lo que me acuerdo, pero todavía no cacho nada. ¿Por qué me tienen aquí?, ¿qué pasó?, ¿Tiene un cigarrito?

 

     Esa noche íbamos a la Zombies, esa que queda por allá arriba. Sí, tiene razón. En san Francisco. Pero bueno. Íbamos para allá en el auto de la Chula. Sí. Tiene razón, la Claudia Ballesteros, pero por favor no me interrumpa más, me pone nervioso, hay cosas que no entiendo. De hecho no sé qué hago acá. Yo le iré diciendo todo, ¿puedo?, gracias.

     Íbamos en el auto de la Chula, la Claudia Ballesteros. Todos apretados porque su Fiat es chico, ¿ustedes lo conocen? A mi me pasaron a buscar y arriba del auto ya estaban El Malo, Andrés Silva, la Fifu, Fernanda Borges y la Chula, obvio.

     Como a mi me gusta la Fifu y al pelota del Malo también, tuve que aguantar con resignación que con un guiño de su tísico ojo, el Malo me dejara sentado adelante y ver como el colado ese se acercaba y juntaba cada vez más su físico anormal al exquisito y oloroso cuerpo de la Fifu. A mi me quemó ahí, cuando se empezaron a subir los otros al auto y atrás cada vez se apretaban más. Además, aparte de ella, la hermosa Fifu, se subieron, en el siguiente orden, el Coto, Juan González, el Chico, Marcelo Dupois y la Maca y la Feña, Macarena Iturriaga y Fernada Eyzaguirre, respectivamente. La Maca se sentó conmigo en el asiento del copiloto, y los demás atrás, la Chula manejaba.

     Cuando llegamos a la Zombies veníamos prendidos. El Coto había subido al auto una de Pisco Sour y le dimos el bajo durante el trayecto. Pero nadie venía curado, sólo estábamos prendidos. A la entrada, hubo un atado porque llegamos a las doce cinco y gratis para las minas era hasta las doce no más. Pero la Fifu, como es la más inteligente, le habló al guardia no sé en que idioma, haciéndose pasar por turista y dijo que éramos sus amigos y que quería disfrutar y que no creía que no podría y que se había arreglado y que este tatuaje se lo había hecho en Chile y que valía mucho y etc… todo eso le dijo al guardia, según me contó adentro después. Bueno, la cosa es que entramos y obviamente los hombres a la barra y las minas al baño. Lo rico es que la Fifu ya cacha que no necesita arreglarse y me acompañó a la barra. Además que con ella al lado a uno lo atienden altiro.

     Nos fuimos a comprar unas piscolas y después, asegurándome la saqué a bailar. Ella sabe moverse y yo le llevo el amén, aunque me defiendo harto. Estábamos en eso, conversando y bailando una de los Ilegales cuando el Malo se me acerca y me dice que la Maca quiere hablar conmigo. Le dije que después pero él insistió y se quedó bailando con la Fifu mientras yo fui hacia la Maca. Caché de inmediato que había algo raro por que la Chula, la Feña y el Chico se hicieron al lado… nos quieren dejar solos, pensé.

     Después de los cómo estás, que cómo te ha ido con los ramos y que buena es esta disco, me la soltó de una: Me gustas. Yo no sé si sientes lo mismo que yo. Hace tiempo que pienso en ti. ¿Qué sientes tú, Javier?, me dijo ella. Todos me dicen Javo o Diablo, así que noté que era en serio cuando me llamó Javier…

Yo me acuerdo que me había tomado el sour y la piscola pero me sentí mal, algo me pasó y como que cagué, no me acuerdo mucho de ahí en adelante. Eso sí, desperté en mi casa sintiéndome bacán, sano y salvo, aunque no pregunten cómo, ¡Ja!

 

 

En la madrugada de hoy, una joven de 16 años identificada como Macarena Iturriaga, fue hallada muerta en un foso de palmera cerca de la discotheque Zombies, en la Avenida San Francisco, comuna de Lo Barnechea. El principal sospechoso ya fue aprehendido por la policía quienes lo tienen bajo interrogatorio. Su nombre será manejado con reserva ya que se trataría de un menor de edad amigo de la joven y que estaría ligado a ella sentimentalmente. Las primeras investigaciones apuntarían al desenlace fatal de una riña motivada por celos. Pasemos a revisar la siguiente nota que ha preparado la unidad móvil de reportajes.

 

 

Creo que le dije que yo no… que no sentía lo mismo… pero no me acuerdo muy bien, ya le dije, algo me pasó.

 

 

Con heridas múltiples en la espalda provocadas con un arma corto punzante, habría sido acribillada Macarena Iturriaga, joven de 16 años que habría sido asesinada por el joven de 17, J.M. las causas del cobarde asesinato estarían fundamentadas en el alcohol y los celos, fatal mezcla. Pasemos a revisar el siguiente informe

 

 

¡No sé… ella no es de las que hacen escándalo!, siempre toma todo con calma, por eso es buena amiga. Yo no creo que se haya ido en mala si le dije que no pasaba nada.

 

 

En horas de la madrugada, Macarena Iturriaga, de 16 años, fue asesinada por su pololo de 17 que responde a las iniciales JM. El hecho se produjo una vez que abandonaron la discotheque Zombies y antes de abordar un auto que conducía Claudia Ballesteros, de 18 años y amiga de la víctima que habría estado ebria. JM mató a Macarena con un punzón perforando su cuerpo por la espalda, luego de esto, la tiró a un foso de cerca de dos metros y medio de profundidad cavado para plantar palmeras. Investigaciones ya capturó a JM y se presume que en pocas horas éste admita su culpabilidad. La nota sobre este macabro y bajo suceso que nos lleva a pensar ¿Cómo es nuestra juventud?…

 

 

¡¿Qué?!... ¿Muerta…?

¡No puede ser!, debe ser un error… ella se cuidaba mucho, dígame que no es cierto… ¡que no es cierto!, ¡No!

¿Por qué me ven así?

 

 

JM, iniciales de un menor de 17 años que a la salida de la Zombies, discoteca del barrio alto, asesinó a su polola Macarena Iturriga de 16, ha sido apresado por la policía y está siendo interrogado. El brutal hecho acaeció en la madrugada y el móvil del asesinato sería un ataque de celos. Macarena Iturriaga fue hallada en un foso de tres metro de profundidad, desnuda y con la espalda perforada con cerca de 30 punzazos. No hay rasgos de violación pero si de violencia extrema. JM era apodado el Diablo por sus cercanos y tiene antecedentes de una vida marcada por las fiestas y el trasnoche. Su culpabilidad es ya un hecho.

 

 

No. ¡No la maté! Yo no la maté deben creerme. No me miren así… ¡No!, ¿Por qué iba a hacerlo? ¡Yo no la maté, lo juro por Dios, no la maté!

 

 

 

 

     Los detectives se pasean afuera de mi celda. Hablan entre ellos, cuchichean. La mayoría de ellos tiene más cara de pato malo que los propios pungas. La mayoría de ellos no sabe ni hablar. La mayoría de ellos me mira con una sonrisa sarcástica en los labios, los muy conchesumadre.

     Me mostraron una grabación en que un tipo, igual a mi, mata a la Maquita. Es asqueroso, es lo más fuerte que me ha tocado ver en la vida. En las imágenes, que están borrosas porque era de noche y había unas palmeras que lo tapaban todo, primero no se ve a nadie. Luego la Maca camina tambaleándose, como si estuviera ebria. Se detiene y algo grita hacia atrás agitando los brazos. Se gira de nuevo y sigue caminando. De pronto se ve a un tipo que alcanza a la Maca, le pega una cachetada y en el suelo le quita la polera, luego con un cuchillo o algo así, le rompe el sostén. La Maca sale arrancando, el tipo la persigue. Nadie más se ve en la grabación. Nadie. La Maca se da vuelta y le habla al tipo que parece que la escucha porque no se mueve, pero justo lo tapa una palmera. La Maca cae de rodillas, está llorando y llega este huevón y le patea la cara, luego se abalanza sobre ella y le clava en la espalda el cuchillo, muchas veces. La Maca se arrastra tratando de escapar hasta que cae a un hoyo como otros que hay en ese bandejón de la avenida. El tipo, en el suelo, se asoma a mirarla. La cámara de seguridad no logra ver su cara. Algo dice hacia adentro, parece. Luego rápido se levanta y se va corriendo. Se pierde en la oscuridad y la cámara no logra verlo. Pasan cerca de dos minutos y pasa el auto de la Chula que se detiene en el hoyo. Me bajo yo del auto… me parezco mucho al tipo de la grabación. Me acerco al hoyo. La Chula también lo hace y llorando me apunta con el dedo, yo le tomo las manos. Algo le digo. Ella trata de zafarse y de volver al hoyo. Yo le agarro el brazo tan fuerte que ella se cae. La llevo al auto. La siento en el asiento del copiloto y me voy manejando. Nada después. Nadie más se ve.

 

 

...

 

     Me dicen que la Chula ha dicho que yo maté a la Maca, que me curé en la disco y empecé a hacer atados. Primero le pinté el mono al Chico porque estaba bailando con la Fifu. Dijo que le había pegado en las bolas y le gritaba ¿A ver si erís tan hombre, culiao? Que habían tratado de calmarme un poco pero que el Coto había dicho que me dejaran tirado ahí, solo. Que yo siempre hacía lo mismo. Entonces la Fifu, el Chico, El Coto y la Feña, que se había encontrado con su pololo, se habían ido a la casa de éste último a carretear. La Chula se quedó conmigo, dice, porque me tiene buena y porque la Maca estaba llorando por algo que yo le había dicho. Que después me perdió la pista y al salir de la disco, me encontraron durmiendo al lado del auto. Que la Maca me despertó y como estaba media curada, me dio un beso. Yo se lo di también, dice la Chula. Y que después de eso empezamos a jugar al corre que te pillo, pero curados. La Chula dice que se choreó y se quedó en el auto esperándonos. Que como 5 minutos después llegué corriendo y llorando y dije: ¡Mataron a la Maca!, Ahora tengo sueño, me siento débil y lleno de rabia por dentro. No recuerdo porqué dije que a la Maca la habían matado, no recuerdo porque lo supe… no recuerdo nada.

 

     Javier Martínez de recién cumplidos 19 años. Ha sido declarado culpable por el asesinato de Macarena Iturriaga y sentenciado a cadena perpetua. El sangriento hecho ocurrió hace ya dos años a la salida de la discotheque Zombies en el barrio alto. La parte querellante logró que se desestimarán los atenuantes de alcoholismo no diagnosticado y perdida temporal del juicio y la memoria. Javier Martínez aunque se declaró culpable. Aún no recuerda lo sucedido esa noche. Triste desenlace de una historia en la que se mezcla el alcohol, los celos y el amor juvenil.

 

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